Comentario sobre "La Declaración sobre Cristianismo Nominal del Movimiento de Lausana."

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¿Puede haber soldados nominales en un ejército? O ¿ganadores nominales del Gordo de la Navidad? En ambos casos la pregunta ya de por sí es un chiste. Los unos están porque no tienen más opción y se han comprometido con su tarea y los otros están porque quieren estar para no perder una lluvia de dinero. Estar por estar es impensable en ambos casos. O mejor dicho: ni estar dentro ni fuera.

Lo curioso es que precisamente en el ejército al que le ha tocado el gordo el fenómeno del nominalismo se ha convertido en un auténtico problema. Estamos hablando de los cristianos - en este caso.

¿Había cristianos nominales en la Iglesia Primitiva? La respuesta es: impensable. La gente estaba en las catacumbas y en las casas bajo peligro de muerte. Estaban porque querían estar y porque sabían que habían encontrado un tesoro por el cual arriesgarlo todo de aquí y ahora valía la pena.

El Comité de Lausana ha hecho muy bien en abordar la cuestión del cristianismo nominal porque no solamente es un problema: es un auténtico sinsentido y un disparate. Es la misma Iglesia que tiene que hacer de la resolución de este problema una prioridad. Y la declaración de Roma puede ser una gran ayuda para identificar el problema y marcar pautas para su solución. Resolver este problema puede ser decisivo a la hora de conseguir una movilización significativa del cristianismo frente a los desafíos actuales.

La razón, entre otras, porque este fenómeno no existió de una forma tan extendida en la Iglesia Primitiva tiene que ver con el sencillo hecho que nadie nació cristiano y nadie tenía padres cristianos. Eso por lo menos parece explicar el tema. Pero luego nos entran dudas.

¿No tenía Pablo que cantarles las cuarenta a los corintios? ¿No había gente tibia en Éfeso? ¿No amenazaba Jesucristo mismo en quitar el candelabro de alguna iglesia?

Y nos damos cuenta - y no es precisamente un consuelo - que desde el mismo inicio había cristianos nominalistas. O ¿cómo queremos considerar a Simón el Mago?

El problema del nominalismo es antiguo - tan antiguo como el pueblo de Dios ya en el Antiguo Pacto. Tenemos trigo y tenemos cizaña. Y la cizaña a primera vista parece trigo. Pero no los es.

Por eso Dios nos ha dado el tercer mandamiento: no llevarás el nombre de Dios en vano. Es una advertencia del fraude de etiqueta. El vaso que lleva en la etiqueta la palabra “cristiano” también tiene que llevar el Espíritu Santo dentro.

Pero no todo los que se llama cristiano es un cristiano. Pero tampoco todo lo que parece un cristiano nominal lo es. Y ahí empieza el problema. Porque con mucha sabiduría los que han formulado la declaración de Roma terminaron la primera parte con la frase

“Renovamos nuestro compromiso ante Dios de ser humildes testigos de Cristo y valientes agentes para esta tarea de traer a casa a los cristianos ausentes para la iglesia mundial y para la gloria de Dios.”

No se trata de ostentar una actitud arrogante frente a los “nominalistas”, sino de animarlos con humildad a volver a casa. Me encanta la imagen de la casa.

Y con la misma coherencia y humildad empieza la segunda parte del documento, de la cual quiero solamente citar los primeros tres puntos:

  1. Confesamos que, con demasiada frecuencia, no hemos prestado atención a los cristianos nominales entre nosotros, tanto en la sociedad más amplia como en muchas de nuestras propias iglesias evangélicas.
  2. Confesamos nuestro testimonio titubeante, nuestro discipulado defectuoso y nuestra falta de preocupación por quienes llevan el nombre de Cristo pero que, por ignorancia, pecado o rechazo se encuentran lejos del camino de Cristo y su iglesia.
  3. Confesamos que a menudo hemos sido “rápidos para juzgar y lentos para escuchar” las historias de los cristianos nominales, especialmente cuando vienen de una tradición eclesiástica distinta de la nuestra.

 Esa confesión nos toca a todos. Porque el problema del nominalismo también es un problema de los que no hemos sabido ayudar adecuadamente a los hijos pródigos a volver a casa.

En este sentido doy la bienvenida a esta declaración. Es un manifiesto que llama a la reflexión - que duda cabe. Como iglesia no podemos permitirnos el lujo de pasar de aquellos que no están dentro - pero tampoco completamente fuera.

José Hutter

Para consultar el documento y mas acerca de el nominalismo consulta a:  “El nominalismo no es solo un problema de los demás”
Leer más: http://protestantedigital.com/sociedad/45433/El_nominalismo_no_es_solo_de_los_otros
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