En medio de todas estas prioridades, debemos comprometernos de nuevo a orar. La oración es una llamada, un mandamiento y un don. La oración es la base indispensable y el recurso para todos los elementos de nuestra misión.
En la Llamada a la acción de Ciudad del Cabo 2010, resultado del encuentro mundial Lausana 3, reiteradamente se menciona la necesidad de apoyar, respaldar y acompañar toda acción con oración. No sólo se reconoce la importancia de la oración, sino que se destaca que cualquier acción, ya sea una actividad pre evangelística de tipo social, testimonial o alguna de las muy diversas maneras de proclamar el Evangelio de la Reconciliación, debe ser precedida, respaldada y saturada con oración.
Para “orar con unidad, enfoque, persistencia, claridad y bíblicamente informados” , primeramente debemos volver a creer en el sobrenatural poder de la oración. Conocemos la teoría, pero la práctica nos llevaría a vivir una vida abundante y apasionada con frescura renovada por una comunión y dependencia íntima que sólo se establece a través del diálogo continuo con Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Desde la plataforma de las iglesias locales, por los medios de comunicación evangélicos, como también a través de las organizaciones dedicadas a la evangelización, se intenta llevar el mensaje de salvación a nuestra sociedad. Se trabaja y se ora, pero los resultados no son proporcionales a los esfuerzos que en recursos humano y material, en tiempo y creatividad, empleamos para tal fin. Algunos encuentran razonable la explicación que en todo el continente europeo padecemos los mismos síntomas de ese “espíritu de nuestros tiempos” llamado postmodernismo , una filosofía de vida que ha causado grandes cambios en la sociedad y que también se encuentra en mayor o menor medida reflejada en nuestras congregaciones.
Redescubrir el poder de la oración como fuente inagotable de una vida significativa y plena, de fe productiva y esperanza gozosa en medio de cualquier circunstancia es vitalpara cada discípulo de Jesucristo, para la Iglesia global y para la extensión de la Obra de Dios. Orar debería ser tan natural como el respirar, y esperar confiadamente en la respuesta del Padre es lo que Jesucristo enseñó a sus discípulos....Para descargar todo el artículo...IV (6) La Oracion