“O eres íntegro, o no eres en absoluto”, reza el terminante dicho de autoría desconocida –al menos para mí.
¿Qué tiene que ver este asunto con el tema que señala el enunciado de este artículo? Créanme que mucho.
El pecado sexual se cultiva en los recovecos de lo oculto, en los dobleces de una moralidad infectada por la falta de integridad y transparencia. Es tan pecado –ni más ni menos- como cualquier otro, pero prefiere las sombras y los rincones apartados de la luz para su práctica. Es un fruto amargo que florece bajo la luz de la luna.
El pecado sexual, en cualquiera de sus formas (pornografía, fornicación, promiscuidad, adulterio…) odia la luz porque es barrido y fulminado por ella.
¿Cómo podemos combatirlo? ......Para descargar todo el artículo...V (2) Andar en Amor