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No podía faltar en el manifiesto de Ciudad del Cabo una referencia a la humildad y un llamamiento a volver a la integridad y sencillez del mensaje bíblico, para todos los creyentes de forma general, pero especialmente para los que estamos con una mayor dedicación al ministerio.
CONCEPTO DEL PODER EN EL MUNDO
“En otro tiempo ustedes estaban muertos en sus transgresiones y pecados, en los cuales andaban conforme a los poderes de este mundo. Se conducían según el que gobierna las tinieblas, según el espíritu que ahora ejerce su poder en los que viven en la desobediencia” (Efesios 2:1-2 NVI)
Vivimos en un mundo que adora el poder y que está envuelto en continuas luchas por el poder en todos los ámbitos: la política, la familia, la escuela, el trabajo y, por desgracia, también… ¡en la iglesia!.El poder es potestad, preponderancia, dominio, mando, privilegio, pero ante todo es superioridad, y frecuentemente el poder es una conspiración contra el débil.
En una sociedad de consumo como en la que vivimos (a pesar de la crisis) el dinero equivale a poder y ambos elementos se dan la mano, manifestando su apetito insaciable, pues cuanto más se tiene más se quiere. El resultado final lo vemos con asiduidad en la sociedad española, donde estamos siendo testigos de la gran cantidad de “poderosos” que pasan por los juzgados a causa de ese voracidad: periodistas, políticos, empresarios, miembros de la realeza… no se conformaron con su gran influencia e ingente fortuna, en algunos de los casos, sino que buscaron acumular más proyección, más dinero, más poder.